¿Sobrevivirá Barcelona?

Suelo ser optimista y no me entristezco fácilmente pero como barcelonés de nacimiento y siempre practicante estoy seriamente preocupado por la frágil situación de mi ciudad y la peligrosa deriva que su rumbo está tomando.

Tan solo puedo llegar a entender que la Barcelona de antes era una ciudad desbordada en que todo estaba sobredimensionado, pues las oleadas de turistas en busca de belleza, clima, calidad de vida, arquitectura y Gaudí provocaron un feroz crecimiento de la oferta hotelera y la voracidad del crucerismo marítimo reventaba la ciudad de visitantes fugaces. Si a todo ello le sumamos un transporte aéreo a precios de saldo ya tendremos el complemento perfecto para el colapso generalizado.

Barcelona era desde el siglo XIX una ciudad tranquila, elegante y cosmopolita en la que, a pesar de la pobreza de los suburbios de la inmigración y cinturón industrial, la gente paseaba su elegancia y la cultura de sus instituciones y estructuras organizativas, círculos, clubs y liceos.

Pero héte aquí que la aparición en el tiempo de tres dragones exterminadores no solo han destruido la sobredimensión sino que han arrasado sin contemplaciones todo lo bueno y sosegado que tenía Barcelona. Veamos:

El Covid, ese  virus importado sin permiso cogió desprevenido al país, el drama de la muerte en soledad y el total secuestro y confinamiento de la población, no solo ha mostrado nuestra debilidad, el deficiente gobierno de España y las frágiles estructuras sanitarias en recursos materiales y profesionales, sino que en el caso de Barcelona también ha acabado con la estructura turística, comercial y hostelera en la que equivocadamente los ciudadanos habíamos basado nuestra estrella y esplendor. Grandes superestructuras portuarias y aeroportuarias paralizadas, centenares de hoteles y restaurantes cerrados y miles de terrazas vacías y desiertas con la única compañía de otros tantos miles de persianas bajadas del pequeño comercio de ámbito familiar.

Pero, desde los últimos años, Barcelona padece un gobierno municipal resultante de un catastrófico error democrático con el equipo más indocumentado de su historia, con un conjunto de partidos abiertamente anti sistema y populista que anda plagado de personajes cuyo único valor es haber tenido la suerte de haber llegado hasta ahí sin dar un palo al agua en su vida.

Un equipo así está liderado por la señora Colau, conocida como la reina del escrache a la que Barcelona le entregó la vara de mando sin tener idea del tesoro que se ponía en sus manos y que años después la población permanece horrorizada de cómo se pueden destruir tantas cosas en tan poco tiempo, de cómo la elegancia y la clase se arrastra por los charcos de la suciedad que acarrea la marginalidad, cuánta historia y cultura entregada a las zarpas de la horterada chabacana, fiestas y tradiciones al servicio del insulto y el mal gusto  de los llamados artistas de lo grotesco.

Un urbanismo y proyecto de ciudad inexistente por incompetencia política en la toma de decisiones por lo que cabe preguntarse ¿Qué directrices puede inspirar un gobierno iletrado y cómo se puede entonces encargar algo brillante a un equipo de técnicos que han huido despavoridos o permanecen ocultos?

Pues si la alcaldesa Colau lidera esa banda municipal, qué puede esperar Barcelona más que la mediocridad y el ostracismo, violencia, drogadicción, marginalidad y ocupación urbana. Y así las cosas, ese segundo dragón abrasa a Barcelona, por los incompetentes personajes que han pasado de la calle al trono sin siquiera haber conocido ninguna estación de tránsito intermedio con lo cual solo hemos conseguido llenar nuestro palacio de inmundicia.

Triste escenario para la voracidad draconiana, aunque el tercer dragón, el más viejo y dañino hace ya una década que expulsa fuego y esparce veneno en todos los sectores de la población catalana. Y también se reconoce su figura y su maldad con el nombre de procés, alimentada su podredumbre con una falsa voluntad de un pueblo que tan solo ha usurpado la pacífica convivencia de los ciudadanos de Cataluña.

Desde hace décadas en manos de clanes corruptos y criminales ( Fiscalía dixit) y en la última época ante los escándalos con el desvío de ingentes cantidades de dinero público para la financiación ilegal de partidos, instituciones y personas. Con el 3% como estandarte, el dragón debe mutar a nuevas maldades contagiosas como el derecho a decidir, tramposos referéndums y un secesionismo suicida al que le falta músculo y mayorías. Una exigua y falsa superioridad en la composición del Parlament producto de una injusta ley que reparte mal los votos territoriales, ofrece un espejo en donde la realidad se deforma hasta reflejar un conjunto de mamarrachos que actúan basados en una autoridad que no tienen. Tan solo hay que observar la surrealista escena de presentar como iconos a los responsables de todo el caos en prisión o fugados al extranjero, o a los que quedan chaqueteando por una silla o un refugio donde enterrar sus responsabilidades por haber estado cometiendo un auténtico genocidio cultural que algún día la historia tendrá que abordar.

La pregunta que se debe formular todo barcelonés, catalán, español y europeo es: ¿Será capaz la ciudad de Barcelona de sobrevivir al Covid, a la Sra. Colau y al dramático procés? ¿Tendrá cimiento suficiente en la riqueza de su propia historia o en su hoy maltrecha cultura si consigue además despertar a una nueva burguesía?

¿Y seremos capaces los catalanes de remontar el vuelo sin complejos, ni divisiones ni enfermizos estados de iluminación y odio que deberíamos encerrar bajo llave en los rincones del olvido?

No puedo finalizar sin que brote en mí el optimismo de siempre y creo poder afirmar que sobreviviremos a los dragones Covid, Colau y procés, aún a sabiendas que en el futuro nada será igual que antes, pero el mediterráneo seguirá acariciando nuestra piel, el sol nos dará el calor meridional, recuperaremos nuestra histórica elegancia y cultura y, hasta Gaudí, Pla, Dalí y todos los que se fueron volverán a pasear entre nosotros. A pesar de cualquier catástrofe Barcelona sobrevivirá.

https://cronicaglobal.elespanol.com/pensamiento/sobrevivira-barcelona_413649_102.html

Mariano Gomá

Mariano Gomà

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